Insatisfacción habitable



A veces vives. La mayoría no. Hans Castorp lo sabía, hay temporadas que se hacen eternas, que se derraman como un pantano y que te inmovilizan hasta impedirte proferir nada inteligible, porque se detiene el tiempo y tú en su interior como un insecto en su ámbar. Estos periodos son semanas, meses que crees insuperables en su gotear, pero no. Cuando sales y vuelves al ritmo de los vivos descubres que allí no hubo nada. Que aquello fue un agujero negro capaz de anudar el tiempo a su alrededor.

Antes de ayer y ayer recordé que aún está todo por hacer. Que pensar sólo en entonces, en ella, es la peor decisión posible. Humildad comparte raíz con humillación y esto es puntualmente necesario. Estar ahí, aprender, conocer-te-os. Puedo lanzar un suspiro enorme, ahora, y expulsar nubes de luz negra que había estado egoistamente apilando en mí. Liberación doble que me recuerda otra de hace veranos donde también hubo un mensaje y otra puerta distinta que ahora es la que se cierra.

En apenas dos días, pero muchas cosas, he pasado en mi termómetro emocional -el disco "Una semana en el motor de un autobús" de Los Planetas- de la primera canción a la última, y está bien así. Y estoy relajado. No sé cuánto durará, pero esto ha sido una oportunidad más, justo a tiempo.

Siempre pensé que este blog era primero para mí, después para mí y sin concesión al que por aquí se acerque. Hoy más. Mi universo es este... y hay letras como B, P, F, I, J que ahora hacen comenzar otras palabras.





Y prometo creer que hoy todo vuelve a estar por hacer.



1 comentario:

  1. Yo estuve ahí, y sí.
    Conmover: arrastrar y hacer marea.

    ¿No hay un mísero email de contacto en este blog?
    ¿Sería mucho pedir... aprilcruel@gmail.com?
    Fani

    ResponderEliminar