The lost art of keeping a secret


Decididamente, el mundo habla y el cuerpo escucha en formato analógico. Con la sutilidad del 0,00000027 y su infinita diferencia respecto al 0,00000028. Esa suerte de matiz desencadena el instante. La indefensión ante la colonización digital del mundo llega a niveles tales como el de tener que estar valiéndome constantemente de algo que empobrece infinatemente nuestra cultura.






El olvidado arte de la electricidad estática. El craqueteo del vinilo. El universo contenido en cada traza de la trama de un papel de este libro. Su caricia.
Aquel sabor.

Lo digital es comodidad, almacenamiento. Una mera reducción que permite un más descuidado y rápido manejo de lo que nos impide detenernos. Un simple recordatorio -derivado en mandato- de lo que algunos han estimado que no merece tanta dedicación.




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