Je ne vois pas venir le Kursk



El porvenir llega desde el pasado. El futuro acontecimiento que siempre puede advenir será algo dejado atrás. Los fulgores que nos deshacen -acotémoslo por el momento a fenómenos estéticos de todo tipo: una foto, un rostro, una frase... - son flechazos desde cualquier punto del pasado y que, siempre certeros, nos alcanzan por la espalda. Jamás los veremos venir, ni siquiera los intuiremos, aunque el proyectil pueda incluso llegar desde un tiempo que nosotros jamás hayamos vivido, pero, indefectiblemente, al perforarnos en nuestro lento y breve paseo hasta la muerte nos provoca un tambaleo, un avanzar de golpe, un desmoronamiento del mundo tal como hasta ese momento lo habíamos conocido. Aquel que ha sido “herido” no lo olvida.


El acontecimiento del porvenir es un ne plus voir venir -forzadamente traducible por “nunca ver venir”-. El porvenir acecha, es caprichoso, jamás avisa. Y , cobarde, dispara por la espalda.





Años llevaba buscando esta canción en vivo. Tuve la suerte de asistir hace años a un concierto suyo en Gijón y aún no sé si fue música, necromancia o tan sólo un ejemplo de trágica belleza. Desde entonces la historia del Kursk y sus cadáveres es parte de mi imaginario y constantemente salen a flote.


It's cold I'm afraid

It's been like this for a day

The water is rising & slowly we're dying

We won't see light again

We won't see our wives again



No hay comentarios:

Publicar un comentario