Autoprosopagnosia







Si me hubieran dicho alguna vez, que voy a estar escuchando varias veces al día el disco de un rapero yanqui, hortera, carne de MTV y con una egolatría del tamaño de su cuenta corriente, me hubiera reído -y mucho-.

Pero, incluso yo, en algunas contadísimas ocasiones dejo que algo rompa mis prejuicios (y disfruto con ello autoflagelándome, de un modo cuasimasoquista, con la espectáculo de mi torre de marfil agrietada).

Acabo de caer que también estoy leyendo a Foster Wallace y viendo Misfits. ¿El mundo que anteriormente conocía como "mío" habrá desparecido? ¿Seguiré siendo yo, o me habrán abducido?


Trato de encontrar... una salida

En la vecindad del magno acontecimiento de la que habrá de ser la visita mil a este blog, entre otras festividades que discurrirán en el ámbito de lo privado, esta entrada cumple el papel de dádiva para mis fieles y abnegados lectores; lo cual viene a ser un autoregalo, ya que de las mil visitas, en un ejercicio de egolatría acorde a mí persona, más de la mitad son relecturas mías. Contándose el resto entre unas pocas personas cuantificables con los dedos de un muñón. No daré nombres debido al estado de búsqueda y captura en el que se hallan los más y lo fácil que se lo pondría con ese gesto a las tan despreciables y aburridas fuerzas del orden.

Ya que el mejor regalo es una vivencia yo ofrezco revivir un "algo" común a muchos de los anteriormente referidos. Un Momento, una Presencia.




Si tuviese que hablar de su sentido en mí, este, destilaría partes iguales de amor, pérdida, de un ir-hacia para siempre terminar por volver. Esta canción brotaría de un pequeño bar de Cimavilla llamado Desorden y no apunta a ningún sitio, porque su letra va siendo constante verdad en un lugar que muta. Yo no trato de encontrar una salida ni fío todo a nada, sino que me limito a dotar de algo de habitabilidad, y todo lo que pueda de belleza, a mi mundo en su constante trance de desaparecer, en su infundamentabilidad -que no im-per-tu-ba-bi-li-dad-. En este deseo me fundo y me afirmo. En esto es en lo que puedo decir que soy, y siempre lo soy a través y a pesar de unos pocos de los demás.

Tras esta perorata que es mucho más de lo que en numerosas ocasiones soy capaz de decir de mí, seré breve. Les dejo este aurático video de un venticuatro de Enero en Norteña -lugar mitológico al que los que no sienten el pulso de la verdad del mundo conocen como "Gijón"- en el que junto al señor Vegas, estuvimos -física o espiritualmente- todos los que un día hemos sido y todos los que algún día no moriremos nunca.



Per aspera ad astra

16 de Enero de 2003 STS-107// Taijin Kyofusho - The Evpatoria Report

Apenas diez minutos de video/música dan sustento a todas las posibilidades de una hipermoderna versión de Ícaro. La música trama la tragedia espacial, desplegando todos los resortes de algo que en el momento que se materializa es inevitable.

Visión y hecho:
La dolorosa evidencia de que el destino siempre obra en un tiempo irredimible, un "error trágico" -conocer el daño pero juzgarlo como insignificante- que permitió no hacer lo correcto. La pieza que hirió a la nave, durante su despertar, hace su muerte y la de sus tripulantes, desde entonces, algo instante. El "reconocimiento" acontece en el reingreso en la órbita terrestre con la desintegración de la nave, con la retransmisión en directo al mundo de una combustión.





Música e imaginación:
Dos años después, The Evpatoria Report, trazan el mapa sonoro. El patetismo reflejado en las cuerdas, augura un dolor siempre creciente. Como canon trágico propone una catarsis, pero esta resulta fallida, no consigue retirar del dolor, no lo hace arder, sino que lo perpetúa, lo lastra en el receptor, le repite que lo que allí es, será por siempre.





la palabra NO



Bendita palabra y necesaria praxis. La que hay que decir a un mundo en el que a alguien como Santiago Sierra se le ha dado hoy el Premio Nacional de las Artes Plásticas. ¿Y quién es él? Cito a esa inexorable fuente de verdad llamada El País: "En 2003 tapió el pabellón español en la Bienal de Venecia e impidió el acceso a quien no presentara un DNI español; en 2006 quiso llenar de monóxido de carbono una sinagoga en Alemania; en 2007 construyó unos módulos a partir de los residuos fecales humanos que manipulan los intocables en la India. En la actualidad, pasea por el mundo una escultura gigante con la palabra NO"

Ahora es cuando me convierto en radical y yo digo no. Esto no. Llámenlo como quieran, crítica visual, pensamiento plástico o ridiculez, pero Arte, no. Y no me vale el concepto postestético de Danto para con el arte contemporáneo. No puede existir el arte postestético. Seré un clásico, pero la aisthesis sigue siendo -al menos para mí- condición necesaria para que algo se pueda introducir en el diálogo de lo artístico. La aisthesis es una experiencia propia del receptor que apela a una sensibilidad y, poniéndonos técnicos, toda percepción estética pasa por un punto crítico del cerebro (el córtex órbito frontal) que dispara o inhibe el placer. Leer el periódico, por mucho que te indigne, por mucho que te lleve a la lucha armada y a crear un -esta vez sí- movimiento anarquista sanguinario y efectivo, eso, eso no es estética. Recitando a El País: "El Ministerio ha elegido a Sierra por su obra crítica, que reflexiona sobre la explotación y la exclusión de las personas, y genera un debate sobre las estructuras de poder, tal y como se manifiesta en sus diversos proyectos desarrollados a lo largo de dos décadas".

¿En qué punto de la partida han cambiado de vagón filósofos y artistas? ¿En qué punto la palabra estética no puede librarse de la maldición de contener la palabra ética?
Sí, está manido, pero no puedo resistirme a citar al absoluto opuesto del señor Sierra, Mr. Wilde.
"El artista es el creador de cosas bellas. Revelar el arte y ocultar al artista es la finalidad del arte", "Todo arte es completamente inútil".




Manuel Millares. Sín título. 1967